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viernes, 8 de noviembre de 2013

“Opiniones propias no del medio”



Una polémica se armó por la publicación en tuiter, de la fotografía de dos periodistas que cubrieron para Teleantioquia, la tragedia del Edificio Space en Medellín, las señoritas posaban sonrientes, con lo que quedaba del edificio de fondo.

No deja de ser cuestionable el hecho de que, en medio de semejante desventura, se publicara en redes sociales la fotografía, pero tampoco es para hacer un lío de talla mayor.

Algunos periodistas -y lo digo como uno que ha cubierto desde la crónica y no desde la noticia, diferentes acontecimientos que en muchas oportunidades resultan trágicos para alguien- asumen como un logro profesional los resultados de su trabajo y, como tal, quieren dejar un registro en su ‘egoteca’, que les permita referenciar el momento; es inevitable recordar que, en alguna oportunidad, para la grabación de una nota sobre asesinos en serie, visité la casa de Guillermo Franco Fonseca, quizás el ultimo veterano reportero de crónica roja del país; allí me encontré con un ‘museo del crimen’, armado con piezas recolectadas en el lugar de los hechos, casquillos de bala del “Bogotazo”, fragmentos de dinamita, latas de accidentes aéreos, billetes del Palacio de justicia, entre muchas otras cosas, lo que hoy, claramente sería tipificado como un delito, por modificación de la escena; al ‘sabueso’, como les decían a los reporteros judiciales de hace algunos años, le han dedicado varios reportajes destacando su ‘curiosa’ colección y, al contrario de juzgarlo, se le ha reconocido su osadía y olfato periodístico; me atrevería a decir que si “Franco” estuviera vigente hoy, sería de los que se tomaría fotos en el lugar y las pondría en las redes, pues más que una herejía, lo que se pretende es perpetuar el momento y dejar constancia personal, de que se estuvo en ese punto y hora históricos;  algunos como Manuel Teodoro y yo, guardamos las acreditaciones de los lugares que visitamos; hay quienes toman evidencias físicas, otros postean fotografías en foros y redes sociales.

Las cuentas en las redes, si bien son públicas, le pertenecen al usuario; los límites de la ética cubren los aspectos profesional y personal, pero no se debe confundir una imprudencia con un desliz ético, por lo que, a pesar de que es un lugar común -que en particular aborrezco-, para las cuestionadas periodistas se aplica la muletilla: “Esta cuenta es personal y no compromete al medio para el que laboro”

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