Buena
parte de los documentos regulatorios de la televisión en el mundo establecen
que, son funciones de ella, informar, educar y entretener; así lo expresa
claramente la ley 182 del 95 en nuestro país y,
es cierto. Esas son responsabilidades legales, teóricas y, en algunos
casos, utópicas; pero lo que la televisión sí debe hacer, es:¡Emocionar!.
Las
emociones en la tele surgen cuando el televidente -la mayoría de las veces
inconsciente- se identifica con lo que sucede en la pantalla, por ver
representado allí un sueño, una frustración o el reflejo de su vida o la de
algún conocido suyo; la industria audiovisual tiene claro eso;
-bueno,
casi toda la industria- y estructura sus productos apelando a la sensibilidad
de los espectadores; algunos lo hacen en tono de melodrama, camuflado de serie
de acción; otros en forma de concurso, como La Voz Colombia: una pieza
audiovisual blanca, es decir, sin componendas ni vericuetos, sin alianzas o intrigas,
solo con el talento y las ganas de los participantes y la chispa de los
jurados, acompañado todo ello de una producción impecable, que está descrita
con puntos y comas en la biblia de producción que debe cumplir el canal, al
comprar la licencia del programa holandés.
En
la búsqueda de las emociones, en esta segunda temporada del concurso de talento
musical, encuentro recursos narrativos interesantes, como la experiencia de
hacer partícipe al televidente, de la expectativa de conocer al concursante, denominado
“audición doblemente a ciegas”; pero también identifico, con fines emocionales,
la intención de condicionar la selección de algunos participantes, a sus
experiencias de vida; hay muchos dramas personales como antecedente a la
presentación. Esto se refleja en unos cuantos comentarios de tuiter, por
ejemplo:“No hay discapacidades, no hay límites, bravo” @IvanLalindeg - “Si pude yo que soy ciego, por qué no va a
poder usted, que ve?” grande camilo” @carloscuentero- “Si se presentó a #LVC y
no tiene una historia dramática, de verdad se presentó” @Trinandito.
Espero
sinceramente que no se limite la narrativa de este programa a los dramas
particulares y que, mas bien, siga siendo una ventana para el talento y los
sueños de colombianos, así como lo plantea otro tuit: “La tv de entretenimiento
bien hecha, siempre emociona.El entretenimiento también puede ser constructivo y
reflejo de talentos” @alejandroangel
Zapping: Se ha difundido esta semana, a
través de redes sociales, la “Canción oficial de las Fiestas de Armenia 2013”:
una ‘pieza musical’ que nada tiene que ver con nuestra identidad y región; un
inventario de espacios y lugares comunes, falto de creatividad y, sobre todo,
de estética. Del video que acompaña la canción, puedo decir que es una
seguidilla de imágenes de noticiero, impertinentes, burdas y muy mal montadas;
esa no es la imagen de una ciudad moderna, turística y armoniosa; mucho menos,
la representación del paisaje cultural cafetero del que hacemos alarde.
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