Cuando
la marca Colombia escogió el eslogan “Colombia es pasión” para promocionarse en
el mundo, surgieron críticas de todos los calibres por el significado de la
palabra, que según el Diccionario de la Lengua Española tiene 9 acepciones, una
de ellas: “acción de padecer”; por eso, al ver que no todas se asociaban con lo
positivo, se generaron las consabidas críticas; a mí, particularmente, me
interesa la definición número 7 del mencionado Diccionario: “Apetito
o afición vehemente a algo”, entendida esa vehemencia como ímpetu, frenesí o
energía desbordada; la misma que debería acompañar cada proyecto emprendido en
la vida, la que debería marcar la pauta para cumplir con las responsabilidades
asignadas, sin sentirlas como una obligación sino como un pasatiempo.
Pasión es lo que demostró el pueblo colombiano acompañando a
la selección nacional en el mundial de fútbol, lo que pusieron los jugadores en
la cancha para llegar hasta un punto donde ninguna otra lo había hecho, lo que
expresaron los narradores de radio y televisión cuando cantaron los goles de
nuestro equipo; pasión es fuerza, energía, emoción, todo esto se debe asociar a
lo positivo y llevarlo a todos los escenarios.
Por estos días, he recordado a Estanislao Zuleta y su elogio
de la dificultad, porque la pasión es el motor del esfuerzo; ese que combate la
mediocridad y el facilismo que Zuleta cuestiona, mientras invita a apreciar las
adversidades y la complejidad de la vida, donde “sea realizable y necesario
trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades”; podría
decirse que la selección Colombia es un buen ejemplo de lo que predica esta
filosofía y, por eso, apelando al compromiso de un país -en el que aficionados al
fútbol y los que no lo somos paramos el tren de vida para animar al equipo-, convoco
a que se aplique la misma pasión con la que se vive ‘la fiesta del fútbol’ a
cada acto de la existencia; a que se busque la salida de la adversidad y a que
se dejen de esperar -como plantea Zuleta- “paraísos, islas afortunadas, países
de cucaña; una vida sin riesgos , sin lucha, sin búsqueda de superación y sin
muerte” y, más bien, se construya con esfuerzo y a partir de la adversidad, el
futuro esperado.
Zapping: El supuesto “veto” del que habló RCN Tv. en la transmisión
de la recepción a la selección Colombia el pasado Domingo, es el reflejo de la
lucha por la audiencia en la que viven los dos únicos canales privados
nacionales en este país; es cierto que el acto ha debido ser –en términos
ideales- una demostración de unidad nacional en todos los ámbitos; pero también
es cierto que, los derechos sobre las actividades del equipo nacional, los
tiene el Canal Caracol, paga por ellos y debe buscar rédito; Caracol advirtió a
sus colegas de la exclusividad con días de anterioridad y, aun así, estos
desinformaron a su audiencia, anunciando un veto para transmitir un evento
organizado por la competencia.
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