El
próximo miércoles, en la Universidad de Manizales, se realizará el foro: “Pensando desde las Regiones”, sobre los
sesenta años de la televisión en Colombia, vistos desde la perspectiva de la
televisión regional y, por supuesto, desde el punto de vista de Telecafé como
canal público regional del Eje Cafetero; tendremos la oportunidad de participar
como panelistas dos Quindianos que, además, publicamos en este diario: Jorge
Eliécer Orozco y el autor de esta columna, acompañados de expertos académicos
de Pereira, Manizales y algunos nacionales; desde las 9 de la mañana se harán
las discusiones preparatorias para el foro, que tendrá transmisión en directo
por el canal regional, a partir de las 6 de la tarde.
Una
de las cuestiones por resolver, o al menos por debatir, es: ¿Cuál es la
función primaria de la TV? ¿Se ha perdido esa función? Procuraré en estas
cortas líneas plantear mi posición al respecto; no me cabe duda de que la
función primaria de la televisión es entretener y, mejor aún, como dice Omar
Rincón: “acompañar”; si bien, en la ley
335 del 96 se determina que los fines y principios del servicio de televisión son:
“formar, educar, informar veraz y
objetivamente y recrear de manera sana”, está claro que, lo que los
televidentes buscan en la tele es distraerse, acompañarse, relajarse,
dispersarse y, esas acciones, no siempre riman bien con los conceptos de educar
e informar. Es cierto que, desde lo políticamente correcto, estos deberían
estar presentes en los contenidos; pero también lo es, que en algunas ocasiones,
de carambola, lo hacen; me parece apropiado revisar la forma de cómo funciona el
ritual de consumo de la televisión, que ya no es como otrora -y me refiero a
los inicios de estos 60 años de historia- cuando solo había un aparato de Tv en
la sala y la familia se reunía a ver el teleteatro y discutía sobre lo que se estaba
viendo. Hoy, la fragmentación de los contenidos, la amplia oferta, la
tecnología y el consumismo, han atomizado al grupo familiar, el cual ve sus programas
preferidos en cada habitación o en cualquier parte, con dispositivos móviles;
la tele, en muchas ocasiones, se ‘ve’ o, mas bien, se oye y se ojea mientras se
realiza otra actividad; eso hace que los tres primeros fines sean inocuos, pues
no es posible cumplir con el objetivo propuesto sin contar con toda la atención;
no quiere esto decir que no se deban crear contenidos integrales que
entretengan mientras eduquen e informen; de hecho, ¡es lo que hay que hacer!
pero sin perder de vista el objetivo de brindar entretenimiento a millones de
personas que tan solo tienen la tele para salirse de la pesadez de la vida diaria.
@jorgeurrea
en twitter.
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