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jueves, 14 de marzo de 2013

LOS NOTICIEROS Y EL PODER

Se está iniciando un nuevo proceso electoral que nos llevará a elecciones al Congreso de la República y, con él, los preparativos para el ‘cubrimiento’ televisivo que garantizará la difusión informativa a los espectadores, el mismo que, como muchas veces sucede, podría resultar direccionado a favor de alguno o algunos candidatos.

Piscitelle afirma que “durante varias décadas nuestra realidad fue co-construida por la televisión” y esa co-construcción, si bien ha perdido protagonismo ante el reinado de los medios digitales, no ha desaparecido, menos  aún en las pequeñas comunidades, en donde todos se conocen con todos y, la gracia de verse en la pantalla, llama tanto la atención que garantiza la audiencia.

Algunos ‘mercaderes’ audiovisuales de varios medios de la región han sostenido ‘la caña’ de un noticiero de televisión solamente por los dividendos políticos que ello representa; producir un noticiero serio y bien estructurado, implica una logística compleja en disponibilidad de equipos y personal permanente, además de un grupo de periodistas calificado y dedicado, pero muchos lo toman a la ligera y lo resuelven con camarógrafos-reporteros-presentadores, todo en uno, lo que en otras narrativas audiovisuales, más adecuadas para este tipo de prácticas, se conocería como videógrafos; esto, con el fin de aligerar los altos costos que implica hacer informativos audiovisuales, lo que por supuesto, redunda en la calidad del producto pero, sobre todo, en la excelencia y rigor informativo.

Un noticiero es considerado la columna vertebral de un canal generalista; sobre él recae en muchas oportunidades la responsabilidad del retorno de la inversión del negocio televisivo pero, más que eso, el prestigio de la empresa audiovisual y la oportunidad de mantener a todos los actores de la esfera pública ‘engrasados’; es así como las grandes cadenas televisivas montan servicios informativos de tres y hasta más emisiones al día, lo que supone altas inversiones en producción. Para los pequeños canales resulta un reto político sostener noticieros que no terminen siendo serviles de los actores políticos, lo que solo se logra cuando esos mismos canales asumen la producción propia de las piezas informativas; sin embargo, bajo la figura únicamente existente en nuestro país, de la producción mixta, muchos de los espacios periodísticos terminan en manos de terceros, esos a los que he denominado ‘mercaderes’,  quienes no tienen mayor interés que el de dar pantalla a sus amigos, o no amigos, valiéndose de lo que Jorge Acevedo explica cuando afirma que “La propia narrativa periodística es una estrategia discursiva de jerarquización, de selección de unos temas o hechos con relación a un conjunto mucho mayor”; es decir, la opción subjetiva de lo que se va a contar, porque así es la polítiquería, interesada e inescrupulosa, para posteriormente pasar factura de contratos y favores.

Esperemos que en la licitación que está por terminar, para acceder a los noticieros del canal regional, se barajen nuevas opciones y, otros productores, se animen a presentar propuestas que cambien la cara y la dinámica de la información regional y NO que queden los mismos con las mismas o, lo que sería peor, los mismos con más.

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